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¿Está el sector de la ciberseguridad bajo amenaza?

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  • La ciberseguridad a escala gubernamental será la próxima fuente de crecimiento

  • El reto, aumentar sus beneficios en un contexto de crecimiento más lento

En un debate sobre los valores tecnológicos, si quieres consenso, basta con mencionar tu entusiasmo por el segmento de la ciberseguridad. Es comprensible, dados todos los factores que empujan a su favor.


Sin embargo, a juzgar por los fundamentales de la ciberseguridad y el sentimiento entre las empresas del sector, las perspectivas parecen haberse oscurecido considerablemente en los últimos meses. Las acciones de Fortinet, un gigante de la ciberseguridad, se desplomaron un 20% en agosto, después de que la empresa declarara rotundamente que los próximos años serían mucho más difíciles y que el entorno económico iría en contra de la ciberseguridad.


Incluso dos empresas de rápido crecimiento, Rapid7 y Sentinel1, se ofrecen ahora públicamente a la venta, incluso con el precio de sus acciones en mínimos. Esto va en contra del anterior mercado de vendedores, que había consistido en vender a múltiplos elevados a compradores ansiosos, sin necesidad de colgar el cartel de se vende.


Mientras tanto, Palo Alto Network, cuya agresividad es legendaria tanto en el plano comercial como en el de las fusiones y adquisiciones -y en lo bien que remunera económicamente a sus directivos-, mantuvo sus niveles de crecimiento durante el trimestre, pero sólo después de crear una filial de financiación de proveedores para sus clientes, una práctica hasta ahora casi inaudita en el sector.


¿Crisis de la demanda?


De 2018 a 2022, los ingresos anuales agregados de los grandes especialistas en ciberseguridad pasaron de 7.300 millones de dólares a casi 20.000 millones, un crecimiento anualizado de alrededor del 22%, impulsado por cuatro factores: el auge de la nube, que engendró nuevas necesidades, la expansión del teletrabajo a raíz de la Covid-19 y las nuevas vulnerabilidades que esto creó, un entorno muy favorable al gasto en Tecnología de la información y, por último, un contexto geopolítico perjudicial.


En cuanto a los dos primeros puntos -la nube y la transformación del teletrabajo en trabajo híbrido-, las necesidades de las empresas están ahora más detrás que delante, pues ya han completado su fase de instalación, además de forma sincronizada en todos los sectores y puntos geográficos.


Aunque la demanda se mantenga durante los próximos cuatro años y aunque el sector alcance unos ingresos adicionales equivalentes a los del periodo 2018-2022, el crecimiento anual se deslizaría, de media, hasta el 10%, impulsado a la baja por la ley de los grandes números.


Aparición de nuevas tendencias


La gestión de la identidad es cada vez más crucial y la ciberseguridad y todo lo que consiste en proteger a los usuarios de robos de identidad de todo tipo, debería seguir siendo impulsada por la potencial irrupción de deepfakes aumentada por inteligencia artificial generativa. Una segunda tendencia está dando que hablar, pero le vemos muy poco potencial: la consolidación en torno a plataformas que surgirían de una solución llave en mano, o casi llave en mano.


Si comparamos a un director de seguridad de la información (Chief Information Security Officer o CISO) con un asignador de activos especializado en renta variable, ¿debería ese asignador optar por un ETF MSCI World, aunque tenga un sólido historial? Parece poco probable. Aun así, podría recurrir a una plataforma en dos casos: para abaratar el precio de una solución especializada o para reducir su presupuesto total para los elementos considerados estandarizados.


Estas dos tendencias sugieren, por tanto, que la selección de valores desempeñará un papel importante en la ciberseguridad en los próximos años, a medida que la ola subyacente disminuya un poco.


Ciberdefensa: la próxima fuente de crecimiento


La gestión de identidades y la protección de usuarios han sido nuestros principales temas de inversión en ciberseguridad en los últimos años, a través de valores como Mimecast, SailPoint y ForgeRock, todos ellos adquiridos con elevadas primas. Seguimos creyendo que este es el tema más prometedor en ciberseguridad. En nuestra opinión, la ciberdefensa -es decir, la ciberseguridad a escala gubernamental- será la próxima fuente de crecimiento, a través de empresas como la estadounidense Booz Allen Hamilton.


Sin embargo, ahora será necesario considerar la ciberseguridad más allá de su componente de crecimiento y examinar más de cerca sus componentes defensivos, de visibilidad y también de flujo de caja.


Aquí es donde empresas como Akamai y Checkpoint también pueden merecer la pena y se encuentran entre las pocas que generan un flujo de caja positivo, cuando se ajustan las opciones sobre acciones.


También hay que tener en cuenta que de la muestra de líderes mencionada -que son los de mayor capitalización de mercado en ciberseguridad, con más de 150.000 millones de dólares-, el 60% de ellos no son rentables y, por tanto, no pueden valorarse en términos de PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción).


Se enfrentan al reto de tener que aumentar rápidamente sus beneficios en un contexto de crecimiento más lento y de una posible guerra de precios desencadenada por las plataformas. También en este caso, la selección de valores dentro del sector será la única forma de generar una mayor rentabilidad.


 
 
 

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